El lugar de los libros en Bearin

La vecina Ana Vergara Alecha ha creado, gracias a las donaciones, la primera biblioteca de la localidad. Ya cuenta con 3.000 títulos

Una cafetera y una taza de café, en una esquina junto a la entrada, dan la bienvenida a un mundo de libros, de historias que tienen a su disposición los vecinos de Bearin. En dos salas de la recién creada biblioteca, una colección, perfectamente clasificada, de 3.000 libros -donaciones personales y de instituciones- listos para el préstamo; una mesa con cuatro puntos de estudio y un ordenador para consultar los fondos, todo ello promovido y gestionado por la vecina de Bearin Ana Vergara Alecha, de 51 años.

La biblioteca de Bearin, que abrió sus puertas en las antiguas escuelas del pueblo el pasado verano y se inauguró oficialmente las pasadas navidades, es su sueño hecho realidad. Ávida lectora desde la infancia, Ana Vergara siempre ha cultivado su afición por los libros, como una gran ventana al mundo y a todas las realidades y fantasías posibles.

Comenzó a trabajar en la idea hace dos años, confiando en la cesión de alguna sala de las antiguas escuelas, recopilando y clasificando los libros que, en primer término, le cedían o donaban sus amigos, y también bibliotecas de la zona como la de Estella, la de Arizala y la de Dicastillo. “Yo pensé, si desde aquí tenemos que ir a Estella a la biblioteca, ¿por qué no montar una en mi pueblo?”, explica.

Y la montaña llegó a Mahoma. Decidida con su idea, Vergara fue clasificando y ordenando los libros uno por uno y les puso la signatura correspondiente para poder localizarlos con facilidad. Comenzaba a trabajar en ello hace dos años, almacenando en un primer momento los ejemplares en su bajera. “La gente, mis amigos, traían muchos libros, incluso libros nuevos, recién comprados, que los leían y los donaban. Hacíamos traslado de maletero de coche a maletero, y todo ello lo guardaba en mi bajera. Después, cuando ya nos cedieron el local, los niños me ayudaron a traerlos y a montar la biblioteca”, cuenta la artífice del recurso cultural y educativo puesto en marcha en el pequeño municipio de apenas 200 habitantes.

En la biblioteca de Bearin hay libros de todo tipo, novelas fundamentalmente, para el público infantil y adulto, pero también obras de teatro, poesía, trabajos de psicología, libros de historia, y también publicaciones en otros idiomas, como el inglés y el euskera. Todo ello está dispuesto en las estanterías, al alcance de la mano del usuario que solicite su préstamo. “Estoy muy agradecida y muy contenta con la ayuda que he tenido. El mobiliario lo ha cedido el Gobierno de Navarra”, cuenta.

Una instancia realizada a la administración permitió hacer el proyecto realidad. “Con un amigo y su camión fuimos a Pamplona y nos trajimos las mesas y las estanterías. Este proyecto le ha costado al pueblo 40 euros, que fue para cambiar la cerradura, y la luz. El resto son cosas que he conseguido o comprado, como unas placas eléctricas, esta máquina de escribir antigua, o unos cuadros que pintaron unas niñas del pueblo”, cuenta.

Los préstamos se realizan por un mes en la biblioteca de Bearin, un servicio que la propia Vergara gestiona como bibliotecaria en sus ratos libres. “Funciono según mi trabajo, pero es el domingo por la mañana cuando abro la biblioteca, también es cuando la gente puede venir”, cuenta.

Los niños son sus principales usuarios, quienes también disfrutan en ocasiones de las películas que la ‘bibliotecaria’ voluntaria les pone en un vídeo colocado en la planta baja de las antiguas escuelas. “Para mí este proyecto es un sueño hecho realidad, que los mocetes tengan un sitio, que puedan venir aquí y que puedan fomentar su afición por la lectura, que es muy importante, y por el cine también. Es el mejor regalo que les puedo hacer y que me hacen a mí”.

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Desde la colección de Los Hollister hasta National Geographic


Variada, como debe de ser la colección de cualquier biblioteca que se precie, grande o pequeña, las salas de la de Bearin albergan algunas piezas que destaca la bibliotecaria voluntaria. “Aquí está la colección de libros de Los Hollister, eran míos y ahora forman parte de la colección. El primero me lo regaló la maestra por la Primera Comunión y después, yo con mi paga fui completándolos.

También tenemos toda una colección de obras clásicas, en tapa dura, y una enciclopedia completa de National Geographic, cedida por un amigo y muy bien cuidada. No faltan tampoco multitud de bestsellers, incluso novedades”.

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