El color de la tradición de Todos los Santos

El trabajo de las floristas queda patente en los cementerios durante los días que rodean al 1 de noviembre, mientras las flores mantienen su color, su frescura y su fragancia. Sin flores no hay celebración y son las que ponen color y emoción en las tumbas y en los panteones familiares. En ello coinciden los responsables de los establecimientos especializados de la ciudad del Ega.

Ana Aedo, de Cúrcuma, explicaba que las flores crean en los familiares un sentimiento de unión emocional con el difunto. “Cumplen su función de embellecer, pero sobre todo expresan un sentimiento. Por eso el día de Todos los Santos no es una obligación para la mayoría, sino un recuerdo que se hace de la manera más bonita posible”, explica.

La tradición perdura, se mantiene en el tiempo, pasa de generación en generación todavía con fuerza. “Hay gente que no cree o que no quiere ser enterrado, pero pesa mucho la herencia familiar. Los padres lo hacen o lo hacían, poner flores y visitar los cementerios, y las nuevas generaciones lo siguen haciendo. Sí es cierto que en muchos casos es el cliente joven el que acompaña a los mayores”, añade la florista.

Flores de todas las variedades, de todos los colores, para todas las ocasiones, en ramos y en centros de innumerables formas, diseños y tamaños contagiaron de color los cementerios de Tierra Estella. Continúa la tradición, aunque, si algo ha cambiado en materia de flores y de centros, son los gustos. El cliente se aleja de lo clásico y pide flores que “no se asocien directamente con los difuntos”.

Nuevas flores en los cementerios

En esta idea coincidían los profesionales locales del gremio que destacaban la irrupción en los últimos tiempos de la rosa, como la reina, junto a otras flores como el lilium, la alstroemeria, el anthurium, la paniculata, la gerbera, las orientales o exóticas como la protea y la esterlicia. “Son flores presentes en todas las ocasiones, en una boda o como regalo, porque la gente tiende a evitar las flores que han estado tradicionalmente en los cementerios, como el clavel, el crisantemo o el gladiolo”, apuntaba Jon Ajona, de la floristería Makoyana.

Contaban desde la floristería que en sus inicios la venta de flor suelta para preparar los centros en casa era muy habitual. Ahora, el diseño y la personalización por manos expertas ganan terreno en un sector también sujeto a las tendencias y que requiere de una actualización constante que satisfaga las demandas del mercado.

“La flor es un regalo dedicado al recuerdo de los difuntos en el cementerio. La gente las lleva para mostrar que no se les olvida y que siguen con ellos”, añade Ajona. Es la idea clave que justifica el trabajo intenso que ya quince días antes del día 1 de noviembre experimentaron los profesionales, también Elena Vicente, de Elena Florista. “Todos los Santos es la fecha más importante para el negocio, y la más intensa. Aunque después vengan San Valentín y el Día de la Madre, no es lo mismo. Yo sigo trabajando la flor para los cementerios, también entre la gente joven. El detalle siempre prevalecerá”, explicaba la profesional.

Vicente coincidía con el resto en que los trabajos florales se hacen hoy en día a la carta, al gusto de cada cliente. “No hago centros estandarizados, de hecho no hay dos iguales. En lo que coinciden es en un colorido variado. Hace quince años se pedían blancos y esto ha cambiado”.

Incineraciones

Una nueva realidad en el sector funerario es la incineración. Las floristerías no son ajenas a esta situación. “Hay que reconocer que cada vez hay más incineraciones, pero en esta fecha la gente lleva un ramo al lugar donde se esparcieron las cenizas o a los pequeños altares que a veces se tienen en casa”, cuenta.

Sobre este aspecto se pronunciaba también otra de las floristas, Sara Hermoso, de Floristería Hermoso. “La tradición se mantiene, estos días son jornadas de madrugar y de trabajar hasta muy tarde. Sin duda es la fecha más fuerte del año, pero las incineraciones se notan”, explicaba dos días antes de Todos los Santos, cuando los profesionales se encontraban a pleno rendimiento preparando los encargos.

En los últimos tiempos, los centros admiten la presencia de todas las flores que proporciona el mercado. Si bien, explica Hermoso que en su tienda, junto a las nuevas flores, siguen siendo populares las de siempre: el clavel, la margarita y el gladiolo. “Hay gente que el día de Todos los Santos no le importa gastar en un centro más especial y otras personas miran lo económico y tiran por lo popular”, afirmaba.

Al margen del tipo de flor elegido para la ocasión, una cosa quedó patente en los cementerios de Tierra Estella en torno al 1 de noviembre: los colores alegres reinaron en los camposantos y aportaron toda su viveza a lugares que fueron epicentros de encuentro y lugares de visita, religiosa o social.