El buen tiempo marcó el desarrollo del Santo Entierro

Procesión multitudinaria la vivida el viernes en Estella. La comitiva, integrada por 400 participantes, realizó el recorrido circular por el centro de la ciudad en casi dos horas

l traslado de La Dolorosa el Viernes de Dolores cumplió por segundo año como prolegómeno de la Semana Santa en Estella. El plato fuerte llegaba el siguiente viernes, Viernes Santo, con la celebración de la Procesión del Santo Entierro, una cita que destacó por multitudinaria debido al buen tiempo que animó a la gente a salir a la calle y seguir de cerca el discurrir de la comitiva.

A las ocho y media, el pregonero y los malditos abandonaban la iglesia de San Juan. Completamente de día comenzaba una celebración solemne que fue cobrando más misterio conforme la luz menguaba y se encendían las farolas. El Antiguo Testamento y el Arca de la Alianza seguían en un riguroso orden delante del primero de los nueve pasos de la procesión del Santo Entierro, la Oración del Huerto. Después, el Cristo Atado a la Columna, el Ecce Homo, la banda de tambores, La Verónica, un grupo de niños que portaban los atributos de la Pasión y la Cruz a Cuestas.

Continuaban el Calvario, los cuatro elementos –Tierra, Agua, Ayre y Fuego-, el Velo del Templo, el centurión y los soldados a caballo, el paso de El Descendimiento, el Santo Sepulcro, el clarinero, la bandera de la santa Veracruz y la presidencia de la cofradía. El manípulo de soldados romanos, La Dolorosa y la banda de música cerraban la procesión.

Desde la plaza de los Fueros, el acto religioso por excelencia de la Semana Santa en Estella discurrió por las calles La Estrella, Estudio de Gramática, Navarrería, La Imprenta, Chapitel, Julio Ruiz de Alda, Zapatería, Mayor, Plaza de Santiago, Calderería y de nuevo plaza de los Fueros. Realizado todo el recorrido, los pasos y los diferentes elementos entraron en el templo donde se cantó una salve.

Eran casi las diez y media de la noche cuando el acto se daba por terminado. Los pasos durmieron en la iglesia hasta el día siguiente, cuando miembros de la cofradía y voluntarios procedieron a su traslado hasta el Santo Sepulcro, lugar que los acoge y resguarda hasta el próximo año.

Más tambores

La solemnidad marcó el desarrollo de la procesión que este año ofrecía como principales novedades el cambio de túnicas de buen número de los porteadores (en los últimos años se han hecho 50, la mayoría para nuevas incorporaciones), la restauración de los tambores antiguos y la adquisición de otros cuatro tambores y dos bombos. Junto con los instrumentos de la banda de música, los tambores -que marcan el paso de los porteadores- son el único sonido que se escucha creando la atmósfera de duelo que caracteriza al Santo Entierro.

La procesión es una realidad en Estella desde que en 1992 la cofradía de la Veracruz recuperara el acto, tras años sin celebrarse. La inquietud y el esfuerzo de los cofrades durante todo este tiempo han dado como resultado la recuperación completa de la tradición que atrae hasta la ciudad del Ega a vecinos y también a numerosos visitantes y gente de paso.

Este año la procesión implicó directamente a más de cuatrocientas personas, de lo cual el prior de la Veracruz, Roberto Hita, realizaba una valoración muy positiva. “La participación no decrece y cada vez hay más gente joven en los pasos e incluso como priores. Este año hemos incorporado igualmente chavalicos en el grupo de tambores”.

La cofradía de la Veracruz agradece la implicación de instituciones públicas y privadas, a las empresas que ceden sus camiones para el traslado de los pasos, a las personas que se prestan para conducirlos, la participación de los colectivos -como la banda de música, el trompeta, la coral Ereintza en el Traslado de la Dolorosa el Viernes de Dolores-, a los niños de catequesis y penitentes que de forma anónima se integran en la procesión de manera más sacrificada. “Toda esta participación nos anima a continuar y a mejorar a los que más tiempo llevamos colaborando en la procesión de Viernes Santo”, añadía el prior.

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Una salve para terminar


Una vez que todos los pasos se encontraban en su lugar en el interior de la iglesia de San Juan, se cantó una Salve como despedida del acto. A primera hora del sábado, los cofrades comenzaban los trabajos de limpieza y el traslado de los pasos al Santo Sepulcro.

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