Carnaval haga frío, llueva o nieve

Carnaval haga frío, llueva o nieve

La ilusión no se vio empañada por el mal tiempo durante la fiesta del disfraz en Tierra Estella

La ilusión de los días previos y los preparativos obligaron a salir en Carnaval, aunque el tiempo invitara a quedarse en casa. Las bajas temperaturas, la lluvia y la nieve en los montes no disuadieron a niños y padres ni a las cuadrillas a lucir los disfraces en la tarde y noche del sábado día 9. Tampoco evitaron que los patios de los colegios acogieran sus propias celebraciones. Sí es cierto que la kalejira rural que Lizarra Ikastola organiza por las calles de Estella para su alumnado y el público en general tuvo que desarrollarse a cubierto.

“Pipis, jugadores de hockey, policías, jardineros, integrantes de los Picapiedra, brujas, vaqueros, gallinas, entre muchos otros personajes, se reunieron en la plaza de los Fueros en una cita muy variopinta.”

Tímido comenzó el Carnaval a las cinco y media de la tarde en la plaza de los Fueros el sábado. Las primeras cuadrillas se iban reuniendo, en muchos casos niños acompañados de sus padres, pero apenas se atrevían a abandonar los portales. Poco a poco, la participación iba en aumento y, ya por la noche, los bares se llenaron de personajes de fantasía y de ideas imaginativas. 

Javier Lacarra Martínez de Ibarreta y Rubén Boza Ros, de 10 años, eran de los primeros en llegar a la plaza de los Fueros. Se iban a reunir con el resto de la cuadrilla, un gran grupo de treinta amigos de los colegios Santa Ana, El Puy y Mater Dei, que vestían de jugadores de rugby, con entrenador incluido. “Hemos quedado para preparar una portería de cartón, pero no sabemos qué resultado nos va a dar porque el día está malo. No nos va a durar nada, pero bueno”, decían. Para combatir las bajas temperaturas se habían equipado con cuatro camisetas y un pantalón térmicos. “Tenemos que aguantar hasta las once de la noche, que nos han puesto como hora”, explicaba Javier Lacarra. 

Las hermanas Laura y Leyre Azcona Irigoyen, de 8 y 2 años respectivamente, se protegían en los portales junto a su madre, Sofía Irigoyen. La mayor iba de bruja y la pequeña de rana, con un disfraz de tela gruesa, similar al forro polar, que la aislaba del frío. “El truco está en ponerles un disfraz amplio para meterles mucha ropa debajo. Leyre va vestida normalmente, incluso con una cazadora”, explicaba la madre. Lloviera o nevara, estaba claro que en Carnaval hay que aguantar el temporal. “Resistiremos en la plaza lo que podamos, pero la ilusión no se les puede quitar. Ya puede nevar o lo que sea que hay que salir. Es Carnaval”, añadía Sofía Irigoyen, quien afirmaba haber disfrutado muchísimo pintando y preparando a sus dos niñas. 

Buena falta hubiera hecho un fuego en la fría tarde, aunque un grupo de bomberas no hubiera dudado en apagarlo. Doce chicas, como para un calendario, habían optado por una estética igual en rojo para vivir la fiesta. En la plaza estaban algunas representantes, del cuarto curso de Santa Ana, como Sheila Rodrigo Urra, Carmen Sánchez Echeverría y Milena Sánchez Amézqueta. Su misión era no pasar frío y, por ello, debajo de sus chubasqueros plastificados no faltaba el abrigo. 

Los cuerpos de seguridad y servicios estaban de moda. Seis policías no habían dudado en enfundarse sus uniformes y calarse las gorras antes de salir de casa. “Nos decidimos por este disfraz sin más, porque fuimos a la tienda y nos gustó”, apuntaba Marta Aiastui Ghevio, acompañada entre otras amigas por Marina Bermejo Astiz, Irati Echave Romero y Nerea Tardienta Zurbano, alumnas de la Ikastola. Del mismo colegio eran otras compañeras que adoptaron la personalidad de Pipis Calzas-Largas durante la tarde. Allí estaban, con pelucas naranjas trenzadas y pichis de rayas llamativas, Nélida Ganuza Sanz de Acedo, Naia Eraso Vízcar, Carmen Sendón Ajona y Amaia Ansola Mayayo. 

De gallinas se disfrazaron Maitane Otamendi Martínez y Leire López Rebolé, que ese día estaba de cumpleaños, y Ane Sesma Suberviola. “Teníamos mucha ilusión y llevábamos mucho tiempo preparando este día, así que hoy teníamos que salir y este tiempo no nos ha decepcionado”. El equipo estaba formado por camiseta interior, camiseta térmica, otra de algodón, forro polar, leggings, vaqueros, dos pares de calcetines y botas de monte, que permitía a estas gallinas cacarear a gusto.

Conforme avanzaba la tarde, la plaza, las calles y también los bares, a resguardo del mal tiempo, fueron ganando en ambiente. Las calles acogieron durante la jornada cuadrillas de cocineros, policías, gallinas, vaqueros, granjeros, boxeadores, pitufinas y zulús, entre muchos otros. 

Carnaval en el patio 

Los centros escolares disfrutaron el día 8 por la tarde de su propia jornada de Carnaval. Era el caso, entre otros, de Lizarra Ikastola, Mater Dei, Remontival, Santa Ana, la escuela infantil Arieta y el colegio público de Villatuerta. Las lluvias persistentes no permitieron que los alumnos realizaran su tradicional kalejira por las calles del centro de Estella, pero la fiesta se desarrolló en la zona cubierta del patio. La kalejira ofrece anualmente un homenaje al carnaval navarro y a la figura del ladrón Aldabika. Por eso, no faltaron mielotxin, ziripot y zaldikos de Lantz, momoxorroak de Unanua, zakuzarrak y Mairual de Lesaka, los momoxorroak de Alsasua, Larrukin de Olite el oso de Arizkun, los palokis de Lizarra, entre otros, acompañados de los zanpanzar de la ikastola. 

Los personajes, anunciados por megafonía, fueron saliendo y desfilando ante el gran corro que formaba el público. Los alumnos del centro, la mayoría vestidos de Carnaval, y acompañados por su padres, seguían en espectáculo. Como es habitual, la cita terminó con el juicio al ladrón Aldabika, que siempre se realiza en el patio de la ikastola. No sólo el centro estellés recordaba los personajes tradicionales del carnaval de los pueblos, también lo hacía la escuela rural de Abárzuza. Los bailes y una merienda, amenizada por la txaranga local Anberria, alargaban por la tarde un poco más la fiesta. Cabe destacar que todos los trajes de la jornada se habían hecho en la escuela. 

El circo reunía en torno a la fiesta en el frontón municipal a los alumnos del colegio público Remontival. No faltaron en la función los payasos, los magos, los leones y los domadores, los faquires, malabaristas, hombres bala, conejos y forzudos. Por su parte, el colegio Mater Dei ofreció un homenaje a Miliki, el payaso recientemente fallecido, y vivió una fiesta temática vinculada igualmente con el circo. Cada curso adoptó una estética diferente y se pudo ver barrenderos, ratoncitos, chinos, gallinas, marineros, coches, músicos, relojes y payasos. Se vivió una tarde mágica que muchos alumnos volverían a celebrar también el sábado en la concentración de disfraces de la plaza de los Fueros o en sus respectivos pueblos. 

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